Un buzo estaba estudiando al tiburón blanco y acabó grabando algo tan increíble como peligroso

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Bajar en una jaula a las profundidades del mar para estudiar la vida acuática puede ser más que normal si nos dedicamos ello. Pero bajar en un una jaula y presenciar la pelea de tu vida no es ni medio normal. Sin embargo, eso fue lo que le ocurrió a este buzo cuando se disponía a sacar fotos del tiburón blanco y sus hábitos. Cuál fue su sorpresa cuando descubrió que entre las cosas que puede llegar a hacer un tiburón está la de pelearse con su vecino por unos metros de nada.

Dos enormes tiburones blancos enzarzados en la pelea de sus vidas por el territorio marino. A veces ocurre, no puedes más y tienes que pelearte. Pero desde luego no es lo mismo cuando vemos pelearse a dos marmotas que cuando lo hacen dos tiburones y todas sus hileras de dientes.

No queremos ni imaginar los pensamientos del buzo en ese momento, suerte que este gran animal no es una amenaza para el hombre. Mueren más seres humanos por caídas de cocos que por ataques de tiburón. A pesar de lo que muchos creen y tratan de hacer creer, los seres humanos no somos el objetivo de los tiburones. Más bien podría decirse que es casi al contrario.

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Como en cualquier discusión en que por desgracia llegamos a las manos, lo más probable es que nos quede alguna herida de guerra. Como no podía ser de otro modo, las marcas tras una pelea entre dos tiburones blancos no iban a ser moco de pavo.

Las hendiduras que quedan después de que te muerdan con más de 3.000 dientes que superan los siete centímetros de largo son, como poco, visibles.

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Todo sea dicho, es una experiencia inigualable ser testigos de la naturaleza en su estado más salvaje. 

Fuente: Rajesh I

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