Los perros son animales entrañables, y en muchas ocasiones su manera de afrontar la realidad nos recuerda a inocentes niños. Por naturaleza son juguetones y curiosos, unos más que otros, pero en todos habita un pequeño explorador al que le fascinan los objetos más inusuales.
En su afán por descubrir, es normal que haya bajas: mandos mordisquedados, libros a los que les faltan páginas, etc. por no hablar de marcos de puertas, alfombras y todo tipo de mobiliario. Cuando causan un destrozo, intentamos no perder la paciencia, pero cuando han roto algo de valor, no tenemos más remedio que regañarles para que sepan que han hecho algo mal. ¿Pero es necesario? En el fondo ya lo saben… como le ocurre al peludo protagonista del siguiente vídeo tras romper unas gafas.
Original: Mike Eaton
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