¿Y si te prohibiesen pasear a tu perro durante el día? Ocurre en una localidad española

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Imagina la siguiente situación: te levantas a las 7 de la mañana, te aseas un poco, tomas un café rápido y te dispones a dar un paseo con tu perro para que le de el aire, se distraiga y haga "sus cosas". Imagina ahora que, al salir, un policía te para y te dice que hasta las 22.00h tu perro se tiene que quedar en casa. ¿Cómo?

Esto es lo que sucede en la localidad toledana de Illescas, en España, donde se ha aprobado una normativa que regula las salidas al exterior de los perros potencialmente peligrosos (PPP). Según ella, determinadas razas de perros no podrán pasear por parques, jardines públicos, centros escolares y deportivos, recreativos o cualquier zona donde haya una afluencia considerable de personas a no ser que sea por la noche, entre las 22.00h y las 7.00h de la mañana.

Las personas que han decidido vivir con un perro perteneciente a una raza considera potencialmente peligrosa han de cumplir una serie de requisitos -no pocos, por cierto- que les concedan la correspondiente licencia y han de llevar a su mascota siempre atada y con bozal, sea cual sea el comportamiento del animal.

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Lo curioso aquí es que lo que muchos países han decidido atajar creando una regulación para controlar a los perros no es un problema de las razas en sí, si no de las personas. La categorización de perros potencialmente peligrosos se basa en una serie de características físicas -fuerza, resistencia, tamaño- y en la creencia de que se trata de razas predispuestas a la agresividad.

Sin embargo, varios estudios han demostrado que la genética de un perro no determina un temperamento agresivo. Por ejemplo, la Escuela de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Bristol llevó a cabo un estudio con 4.000 perros y sus respectivos dueños para tratar de averiguar si es cierto que existen animales violentos por naturaleza.

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Sus hallazgos fueron realmente curiosos y demuestran que la categorización de PPP no es sino una forma rápida y fácil de corregir un problema que tiene su raíz, cómo no, en el temperamento de las personas y no de los animales. Los resultados revelaron que la actitud del dueño es el factor que más condiciona el grado de agresividad de un animal.

Los perros que suelen ser castigados o sometidos a refuerzos negativos presentan mayores posibilidades de gruñir o morder a desconocidos e incluso a familiares. De hecho, la mayoría de los animales que se sometieron al estudio no mostraron signos de agresividad en ningún contexto, lo que indica que la violencia es una conducta aprendida en vez de un rasgo genético.

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Si bien es cierto que tener un animal supone siempre una gran responsabilidad para con sus necesidades y para la seguridad de quienes nos rodean, prohibir sus salidas al exterior durante el día es definitivamente una medida desproporcionada. Cualquier persona que tenga un PPP debe cumplir ya una serie de normas para salvaguardar la integridad de los demás, ¿qué van a hacer ahora con sus mascotas durante todo el día?

Lo que se ha decidido en Illescas es, de hecho, una medida que roza el maltrato animal y fomenta en realidad lo que desea evitar. La falta de actividad y el aislamiento son dos factores que hacen aumentar la ansiedad en los perros y esta es, sin duda, la forma más rápida y eficaz para que un perro muestre un comportamiento descontrolado y agresivo.

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