Hace ya 15 años, en el fatídico 11 de septiembre de 2001, multitud de personas ayudaron en las labores de rescate y salvamento. Pero estas tareas no fueron llevadas a cabo solo por personas, sino también por animales entrenados para el rastreo. Recientemente, ha fallecido el último de los canes que ayudó en las tareas de rescate de aquel 11 de septiembre, una golden retriever llamada Bretagne que ha sido despedida con honores.
Para muchas personas que vivieron de cerca los atentados del 11-S en Nueva York, la labor de estos perros fue un referente admirable; por ello la muerte de esta perrita ha sido noticia en todo el país.
Bretagne, la última heroína de cuatro patas que quedaba, fue despedida a lo grande hace unos días. El personal de emergencia y los bomberos se colocaron a ambos lados y en posición de saludo cuando esta golden retriever de 16 años caminaba hacia la clínica veterinaria para recibir la eutanasia.
El pobre animal padecía problemas en el hígado que apenas le dejaban caminar. Fue por ello que los responsables del departamento de Emergencias del condado de Harris, en Texas, decidieron que lo mejor era poner fin a su sufrimiento.
Entre otras instituciones, la Policía de Nueva York ha querido también dar su reconocimiento a Bretagne. De hecho, la perra viajó a la ciudad hace unos meses donde fue homenajeada como una heroína.
Su cuidadora, Denise Corliss, dice que el rescate en el World Trade Center fue su primera misión. Formaban parte del Texas Task Force 1 y, durante dos semanas, estuvieron buscando sin descanso por entre las miles de toneladas de escombros.
Después de eso, Bretagne participó en los rescates de los mayores desastres naturales del país, como el huracán Katrina o el huracán Rita. Pero su labor no terminó ahí. Cuando dejó de trabajar con equipos de rescate, Bretagne siguió sirviendo a su comunidad ayudando a niños a aprender a leer. Se trata de un programa donde alumnos con dificultades para leer con fluidez, por timidez y vergüenza en muchos casos, leen cuentos a perros que les ayudan a superar su miedo escénico.
Desde luego, no hay duda de que Bretagne se merecía este bello homenaje. Te dejo el vídeo a continuación.
Fuente: The New York Times
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