La isla donde las moscas caminan

La isla donde las moscas caminan

La evolución tiene uno de sus máximos exponentes en Charles Darwin y sus teorías, y una de ellas, quizás de las menos populares y más negadas desde su presentación, ha empezado a convertirse en una realidad tras descubrir la isla donde las moscas caminan y las polillas se arrastran por haber perdido su capacidad de volar.

Charles Darwin y su teoría de los insectos que dejan de volar

Hace aproximadamente unos 160 años, Charles Darwin creaba lo que se conoce como la teoría de la evolución, a través de la cual compartía multitud de ideas, de las cuales, algunas de ellas finalmente se han conseguido demostrar, mientras que otras han quedado en el tintero o, incluso, eran erróneas.

De cualquier manera, una de las teorías más desconocidas por ser considerada como demasiado simplona por parte de sus colegas, era la de que los insectos, o al menos una buena parte de ellos, estaban abocados a perder su capacidad de volar con el paso del tiempo y la evolución.

Desde un primer momento, esto se tildaba como un absurdo, ya que no existían razones de peso que diesen lugar a una investigación a través de la cual se consiguiese averiguar si, realmente, esto pudiese llegar a ser posible en alguna ocasión y en algún lugar determinado.

Esta teoría la formuló a partir de su experiencia en la isla de Madeira, donde pudo observar que algunos escarabajos habían perdido la capacidad de volar, y consideró que la razón se debía a que en las islas, especialmente en las más reducidas, los insectos evitaban volar debido al riesgo que esto suponía para ellos, ya que podían acabar en medio del mar con un soplo de aire.

De esta manera, conforme han ido sucediéndose las generaciones, estos insectos han sido cada vez más reacios a despegar, con lo cual han ido perdiendo esta capacidad.

Sin embargo, Charles Darwin tenía mucha más razón de lo que pensaban sus colegas, y esto lo hemos podido descubrir recientemente a través de la investigación realizada en unas islas remotas que se encuentran en el Océano Índico entre la Antártida y Australia, donde se ha observado que, efectivamente, las moscas caminan mientras que las polillas se arrastran por el suelo, todos ellos insectos que han perdido su capacidad de volar o la han visto muy limitada.

Las islas donde las moscas caminan y las polillas se arrastran

Marión y Heard son los nombres de dos de las islas en las que se ha llevado a cabo esta reciente investigación, a través de la cual se ha podido observar que el 47% de las especies de insectos que habitan en ellas, han perdido su capacidad de volar.

Además de las moscas y las polillas, también les ha ocurrido a los escarabajos y las avispas, y de hecho, hay especies que han llegado a perder sus alas, mientras que otras las conservan pero su tamaño ha descendido y sus músculos han perdido la forma y capacidad para volar, conformándose con vuelos muy reducidos.

Este estudio apoya la teoría de que los insectos evitan volar en zonas como estas islas de tamaño reducido donde las condiciones climatológicas cambiantes hacen que el vuelo no sólo sea inútil, sino también un serio riesgo.

Sin embargo, la teoría de Darwin se amplía con el concepto de que esto se observa también en otras extensiones de mayores dimensiones tal y como pudo experimentar el botánico Joseph Hooker, pero ahora se sabe que la razón se debe a la ausencia de depredadores como ocurre en zonas desérticas, o incluso en zonas frías donde volar supone un consumo energético muy elevado.

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