Se llama Inky y es un pulpo que vivía en una pecera, concretamente en el Acuario Nacional de Nueva Zelanda. Pero después de fugarse, este pulpo debe estar ya en el océano. ¿Un pulpo que se fuga? Sí, y la clave para resolver el misterio fueron sus ventosas.
El astuto pulpo se deslizó por una brecha que los trabajadores de mantenimiento se habían olvidado en la parte superior del tanque. Según las pistas que ha ido dejando, y que para nada se ha preocupado de ocultar, pasó del tanque a un tubo de drenaje de unos 15 centímetros de ancho.
Hay que tener en cuenta que los pulpos son muy flexibles y que pueden adaptarse a cualquier hueco posible. Según cuentan la web de este acuario de Nueva Zelanda el pulpo a la fuga tenía como destino el el océano Pacífico.
No hay nada que reprocharle a Inky, es más que entendible querer ser libre cuando vivimos en cautividad. Vivía desde 2014 en el acuario, cuando fue capturado. El quid de la cuestión está en cómo es posible que un pulpo se haya escapado sin que nadie se haya percatado de ello.
Por extraño que parezca, esta no es la primera vez que un pulpo se da a la fuga. En 2009, un pulpo del Acuario Santa Monica Pier en California desmontó una válvula de agua y se metió por el tubo para escaparse, todo ello causando una inundación masiva. Ahora Inky se suma a la lista de los pulpos fugados y de los pulpos que viven en libertad, ¡bien por él!
Fuente: The Washington Post
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