Esta perrita no tenía hogar y vagabundeaba cerca de la carretera, corriendo un gran peligro.
Además de su desnutrición y múltiples heridas, había perdido gran parte del pelo porque estaba enferma de sarna.
Cuando tuvo una oportunidad, saltó dentro de un coche como última forma desesperada de pedir ayuda.
Por suerte, pudo ser llevada al veterinario, donde se la empezó a tratar. Lo primero, ocuparse de la deshidratación y la desnutrición.
La llamaron Kesley, y enseguida pudieron comprobar su carácter simpático y agradecido.
Gracias a la ayuda de los veterinarios, Kelsey podía recuperarse y vislumbrar otra manera de vivir.
Incluso su expresión cambió totalmente…
… cuando comenzó a ser feliz.
Comenzó a socializarse e hizo muchos nuevos amigos.
Cuando la desnutrición y la sarna fueron cosa del pasado, su aspecto cambió radicalmente, siendo el de la hermosa perrita que nunca debió haber perdido.
Le encanta su nuevo hogar, y los días de vivir desamparada ya son un recuerdo lejano que no le impide conciliar el sueño.
Un sencillo gesto nuestro puede suponer la diferencia entre el sufrimiento y la muerte, o la felicidad y la vida para estos animales. ¿A qué esperas para adoptar uno?
Fuente: AcidCow.com vía Lindito
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