Lya ayuda cada día a cientos de perros abandonados

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Lya Battle, que vive en Costa Rica y ha hecho algo increíble por cientos de perros callejeros. Y cuando son cientos, son cientos, literalmente. Esta mujer ha salvado tantas vidas que ya ni lleva la cuenta.

Desgraciadamente, el abandono animal es uno de los principales problemas que afectan a todo el mundo, y en Costa Rica las cifras son desgarradoras. Los gobiernos no pueden -o no quieren- hacerse cargo de todos esos animales abandonados, así que son las organizaciones no gubernamentales y sin ánimo de lucro las que dan cobijo a todo tipo de animales.

Lya Battle y su marido vivían en una casa pequeña, pero al ir adoptando perros tuvieron que ir haciendo espacio. Ahora tienen tanto hueco que los animales se sienten libres de poder correr y merodear a sus anchas.

En Costa Rica existen varios refugios de animales y centros de rescate, pero a menudo se quedan sin fondos o no hay suficiente comida o recursos para todos. Por eso y por un amor enorme hacia los animales, empezó toda esta macro ayuda perruna.

En realidad, todo comenzó con Diego, un schnauzer de 15 años, que fue abandonado en un centro de animales hace algunos años. Estaba muy enfermo (lleno de tumores) y viejo

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Se llevó a Diego a casa y vivió cuatro años más lleno de amor y felicidad

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Después de Diego vinieron muchos más, tantos que ahora ya son una familia numerosa, feliz y llena de cuidados

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Cada uno tiene un sitio especial en el corazón de Lya y en su casa

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Los perros se sienten tan a gusto que no pueden dejar de corretear y jugar

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El objetivo de Lya y su marido, Alvaro Saumet, se enfoca en rescatar a perros con necesidades especiales y llevarlos a su casa a vivir

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"Para mantenerlos, trabajé como lo hago ahora mismo, y Álvaro también ayudó. Literalmente sacamos dinero de donde quiera que sea que teníamos para mantenerlos en casa"

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Después de cuatro años, Lya heredó una granja de 59 hectáreas (146 acres) que era de su abuelo y allí pudo alojar a todos sus perros

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"Entonces, mi esposo dijo: ¿Por qué no contratar a alguien que viva en la granja y cuide de los más de 100 perros que teníamos en casa?"

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Lo más increíble es que Álvaro y Lya siempre ponen nombre a los nuevos perros que van llegando, ¡y los recuerdan!

Fuente: Notas de Mascotas

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