Dice que no se ha comido los dulces, pero algo en su rostro le delata

Por intentarlo que no quede. Hacemos algo mal y queremos librarnos de las consecuencias. Todos lo hemos hecho así alguna vez. Escurrir el bulto, esconder la culpa, vamos que no te pillen con las manos en la masa.

Este niño ha tenido el arrojo de comer algo que no debía, pero le ha fallado luego la valentía para confesar. 

Todo hubiera salido a la perfección si el pequeño hubiera tenido un espejo consigo. De haberse mirado aunque fuera solo un segundo el reflejo de su carita habría podido emplear otra estrategia mejor.

Es que no funciona si comes un rico pastel prohibido y lo niegas hasta el final con la boca manchada de nata.

Interrogado por su madre, que le da más de una oportunidad para no mentir, llega incluso a abrir la boca para demostrar su inocencia. 

Pero lo mejor está por llegar. Cuando su madre le avisa de lo mal que está mentir este niño hace algo que te deja a cuadros. No podría ser más divertido.

Fuente: Erica Boarman