Del diésel al eléctrico para evitar 200 millones de muertes: automóvil vs. contaminación

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La fabricación de automóviles atraviesa un momento de transformación profunda para seguir abaratando el precio final de su producto pero adaptándolo a las exigencias del siglo XXI. Por eso, pasar del diésel al eléctrico en el diseño motor es clave para evitar 200 millones de muertes.

Los automóviles se transforman para no contaminar y el paso del diésel al eléctrico para evitar 200 millones de muertes pronosticadas por las Naciones Unidas urge a la industria automotriz.

Desde que el automóvil se transformó en un producto de consumo masivo, lograr acceso a nuestro propio vehículo siempre fue un objetivo importante para alcanzar mayor felicidad y progresar en la vida.

 Nadie que la haya sentido puede negar que existen pocas sensaciones que brinden tanta alegría como aquella de sentarse por primera vez en el asiento del conductor de un auto nuevo. Sin embargo, sin que a veces lo sepamos, esa felicidad trae aparejada un problema para nosotros –y para todos los que nos rodean- que es la contaminación.

El objetivo de comprar un vehículo es que sea un instrumento que agilice y mejore la calidad de vida de su dueño. Porque le sirve para llevar a sus hijos a la escuela. Y lo lleve hasta su lugar de trabajo. Y porque lo traslade a un viaje de placer por un fin de semana o unas vacaciones largas para conocer nuevos lugares.

Para poder disfrutarlo, el primer paso es realizar mantenimiento del vehículo, controlando periódicamente su buen estado realizando los cambios de repuestos puntualmente cuando lo diga el fabricante o lo indiquen expertos en la materia, como ocurre  aquí en Expertoautorecambios.es

Automóvil vs. contaminación

Desde que los motores comenzaron a alimentarse a través de combustibles fósiles (gasolina y gasoil), los vehículos comenzaron a emitir gases contaminantes a la atmósfera.

Pero no fue sino hasta el último cuarto del siglo XX que el ser humano comenzó a detectar los primeros daños generados por la utilización indiscriminada de la gasolina.

Los motores de combustión interna de los vehículos emiten varios tipos de gases. Principalmente óxidos nitrosos, monóxido de carbono, dióxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles y también macropartículas. Todos quedan en suspensión en el aire, viciando su calidad y provocando problemas para los seres vivos que respiran ese aire contaminado.

Ya bien entrado el siglo XXI, las grandes ciudades del planeta dan una pelea que hasta ahora van perdiendo contra la contaminación proveniente del tráfico. Por eso es importante señalar que los automóviles se transforman para no contaminar.

Del diésel al eléctrico dejó de ser una aspiración para transformarse en una necesidad para evitar 200 millones de muertes.

Hasta 200 millones de muertos por aire contaminado

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1996, el 98% de las ciudades de más de 100.000 habitantes en países de renta baja o intermedia no respetan las líneas directrices de esa entidad en términos de calidad del aire. En los países de renta alta, ese porcentaje cae al 56%. Sigue siendo muy alto.

El 4 de noviembre del año pasado, la Organización Mundial de la Salud presentó un informe en Ginebra, Suiza, que indicó que el 93% de las personas menores de 15 años del mundo. Es decir, 1.800 millones de niños) respira un aire "tan contaminado que pone en riesgo su salud y desarrollo.

Alrededor de 600.000 chicos murieron a causa de infecciones agudas de las vías respiratorias durante el 2016 estimó ese mismo trabajo de la ONU.

En el Informe Mundial de Medioambiente de las Naciones Unidas de marzo de 2019, se afirmó que la contaminación seguirá provocando "millones de muertes prematuras" en el mundo hasta 2050. Fundamentalmente en África, Asia y Oriente Medio, si no se acelera la protección del medioambiente

En la actualidad, la contaminación del aire que respiramos provoca entre 6 y 7 millones de muertes prematuras anuales. Si este fenómeno continúa al mismo ritmo, cuando lleguemos a mitad del siglo habremos visto morir de manera prematura a 200 millones de personas. Todos debido a la contaminación del aire que respiraron en su vida.

Está claro que esa gravísima contaminación no proviene solamente de los caños de escape de los automóviles. Las grandes instalaciones fábriles y la industria agrícola son las mayores contaminantes del aire. Pero el automóvil está buscando poner su parte para revertir el proceso que degrada la calidad de nuestro aire.

El automóvil diésel: de ángel a demonio

Uno de los factores principales que los usuarios ponen en la balanza de las decisiones a la hora de optar por un modelo de automóvil es el económico. Durante años, el parque automotor con motores diésel se multiplicó más velozmente que los vehículos que consumen gasolina debido al menor consumo de combustible.

Sin embargo, el estudio "Calidad del aire urbano, salud y tráfico rodado", elaborado por el Instituto de Ciencias de la Tierra "Jaume Almera", del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y encargado por de la Fundación Gas Natural, señaló que los vehículos diésel contaminan hasta cuatro veces más que los de gasolina.

Los motores diésel emiten niveles muy superiores de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión. Estos son dos de los principales contaminantes del aire que mencionábamos al comienzo del artículo.

El alarmante resultado del estudio sostiene que los motores diésel construidos antes y después de comienzos de la década del ‘90 presentan importantes diferencias.

Cuando más viejo sea el vehículo, mayor será la cantidad de gases contaminantes que arroje al aire. En los países más desarrollados ya casi no existen circulando automóviles con motores diésel de aquella época. Pero si recordamos los resultados del informe de la calidad de aire de la ONU, nos daremos cuenta que será muy distinta la realidad en ciudades de renta baja.

Del diésel al eléctrico

El Salón del Automóvil de Frankfurt de septiembre pasado fue un magnífico escaparate hacia el futuro del automóvil y su lucha para combatir la contaminación ambiental.

La industria automotriz busca reinventarse. El objetivo es que para el 2050 la mayoría de los automóviles sean eléctricos y ya no se fabriquen más vehículos que se alimenten de combustibles fósiles.

En España, la venta de automóviles eléctricos representa un porcentaje ínfimo con respecto al total de autos que salen de las fábricas. Pero existe un dato alentador: no dejan de aumentar. En 2013, primer año del que se tiene registros, los seis modelos de autos eléctricos más vendidos sumaban 799 unidades. En los primeros nueve meses de este 2019, se vendieron 7.291 vehículos eléctricos. Es decir, un incremento del 912%. Evidentemente, existe un cambio de mentalidad que va ganando espacio en nuestra sociedad.

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