Un buzo se encontró con un pulpo que, al parecer, le cayó muy bien. El animal no quiso separarse ni un segundo de su nuevo amigo humano.
Por mucho que este buzo lo intentó, el pulpo se aferraba con todos sus tentáculos y su fuerza a la cara del humano que solo intentaba bucear. Como experiencia no está mal, pero vivirlo como lo vivió este hombre debe impactar.
Imagina estar nadando y dejar de ver de pronto porque un pulpo se te ha enganchado a las gafas de bucear. Y no solo eso, sino que se adhería lo mismo a los brazos y las piernas. No quería separarse de ese humano.
A veces los animales te eligen como su humano preferido y no hay mucho más que hacer, aparte de disfrutarlo lo máximo posible. Pero en ocasiones, amistades como estas se hacen difíciles de llevar.
De todos modos para este buzo esta muestra de amor no podría ser mejor. Pudo hacerle hasta cosquillas a su fugaz amigo. ¿Habéis vivido vosotros una experiencia similar? ¡Compártela con nosotros!
Fuente: The Dodo


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