La relación de esta pequeña con su gato es realmente asombrosa. Y la paciencia, algo inusual, del felino con ella también.
Es la hora de la siesta y la bebé no está dispuesta a quedarse sin ella. Pero antes tiene que preparar al gato, su compañero de juegos pero también de descanso. Se empeña en arroparlo, al principio sin mucho acierto.
Después, cuando el gato se siente bien calentito con la manta por encima se tumba dispuesto a dormir, como si ya supiera que ha llegado la hora. La bebé, ve el momento perfecto para hacer algo realmente tierno.
¡Prepárate para que se te caiga la baba!
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