Seis guardias forestales que se encargaban de la protección y defensa de los gorilas de Virunga, han sido asesinados por milicianos Mai Mai, una nueva sombra negra que se suma a la lista de aproximadamente 200 vigilantes que han perdido la vida en la zona al intentar proteger a los gorilas de los grupos violentos.
Indice del artículo
El parque Virunga, un santuario de gorilas de la República Democrática del Congo
El parque Virunga se encuentra ubicado en la parte este de la República Democrática del Congo, y de nuevo ha vuelto a ser testigo de una masacre en la que seis guardias forestales han perdido sus vidas, un hecho que vuelve a atraer las miradas a nivel internacional y que empuja a buscar una solución drástica para acabar con los grupos violentos que ya han protagonizado en varias ocasiones este tipo de incidentes.
Para que nuestros lectores se hagan una idea, aproximadamente ya van 200 vigilantes que han perdido la vida al intentar proteger a los gorilas de Virunga de salvajes como es el caso de los milicianos Mai Mai.
Esta zona tiene que ser fuertemente protegida debido a la actuación de estos grupos armados que no dudan en disparar a los cuidadores con el objetivo de infundir el miedo y conseguir dominar este espacio.
Este último ataque ha tenido lugar aproximadamente a las 09:30 horas, concretamente en la zona central del parque que se encuentra situada entre Nyamitwitwi y Nyamilima.
Tras esto, seis guardias forestales han muerto mientras que un séptimo está gravemente herido, aunque en estos momentos no sabemos su estado final, o incluso si ha pasado a engrosar ya la lista de fallecidos por intentar proteger a los gorilas de Virunga.
Milicianos Mai Mai detrás de los asesinatos de guardias forestales que protegían a los gorilas de Virunga
Detrás de estos ataques están los milicianos Mai Mai, los cuales han tendido una emboscada a los guardas forestales con el objetivo de hacer el mayor daño posible.
Durante el enfrentamiento, dos milicianos han fallecido.
Cabe destacar que en la actualidad, el parque, creado en el año 1925 y considerado a día de hoy como patrimonio mundial de la Unesco, está vigilado por cerca de 700 guardias armados, los cuales tienen que controlar una superficie de 7769 km² de bosques y montañas con zonas de mayor o menor acceso.
La riqueza de estos suelos es el principal atractivo no ya para estos milicianos, los cuales forman parte de los diferentes grupos armados que tienen como cometido ahuyentar a los vigilantes de la zona para permitir que grupos criminales puedan acceder a ella, sino para estos últimos que son los que financian este horror y que anteponen sus negocios a gran escala frente no sólo a la vida de los gorilas y a la preservación del entorno que habitan, sino también de los seres humanos que están trabajando en estas tierras con el objetivo de evitar que esta situación empeore.
Está claro que para acabar con esto es importante que, a nivel internacional, se actúe frente a estas mafias que son el verdadero motor que impulsa unas muertes innecesarias como las ocurridas recientemente en este parque nacional.
Deja una respuesta