Estos 12 pequeños han aprendido una valiosa lección: nunca estamos solos. Nuestra sombra nos persigue, vayamos donde vayamos, ahí está nuestra proyección.
De adultos es fácil entender las cosas, ahora sabemos lo que es una sombra y por qué se da y en qué condiciones. Pero antes de conocer lo que ocurre con los cuerpos y el sol, ser testigo de este descubrimiento debe ser tan traumático como lo pintan estos pequeños.
Si lo piensas un segundo, desde su perspectiva resulta hasta lógico tanto alboroto. Una sombra no es nada del otro mundo, pero que te persiga una mancha negra sin dejarte en paz asusta o fascina, hay de todo.
Aunque para ellos es más un trauma que una alegría a ti va a sacarte una sonrisa. Ver tanta inocencia y ternura juntas despierta algo en tu interior que te hace sonreír.
Los más pequeños son auténticos genios. Hagan lo que hagan consiguen hacerlo con tanta gracia y naturalidad que a los adultos nos fascina. Incluso a veces llegamos a envidiar su posición, ¿quién no querría volver a la infancia?
Fuente: Babies & Kids


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