Un entrenador arrepentido cuenta la verdad sobre la vida de los elefantes en los circos
Muchos de nosotros hemos ido al circo de pequeños esperando ver un espectáculo de fantasía, pero al estar allí nos hemos dado cuenta, aun siendo niños, de que algo no encajaba. La belleza y la magia prometidas distan mucho de esos espectáculos en los que los animales se comportan de forma extraña ante la mirada de todos. El horror que hay detrás de todos los trucos es la verdadera y triste realidad de las atracciones con animales de todo el mundo.
Por suerte, la mentalidad actual es bastante diferente a la de entonces y cada vez somos más los que hemos decidido que ni nosotros ni nuestros hijos vamos a ser partícipes de esos negocios.
Ringling Bros fue un entrenador que trabajó en circos con elefantes. Este trabajador arrepentido muestra fotos sobre el brutal proceso de preparación que sufren los animales de circo.
Son estirados al límite de sus capacidades, atados y maltratados. Con cuerdas y varas, se hace que consigan llegar a límites que no son buenos para su fisionomía. Contorsiones innecesarias para que aparezcan en circos que deberían estar cerrados y prohibidos.
Para controlar a las crías de elefante se utiliza una pica, un instrumento puntiagudo que se usa para pinchar a los animales durante los entretenimientos. Sin embargo, estas picas están prohibidas en muchas ciudades de Estados Unidos.
El entrenamiento no solo acarrea dolor físico, sino también psicológico, porque muchas veces los bebés son separados de sus madres a la fuerza. Todo ello sumado al estrés y los traumas que sufren los animales por el simple hecho de ser sometidos a estas prácticas horribles.
En algunos casos incluso se ha llegado a la muerte. Ricardo, una cría de elefante de 8 meses, moría después de que caer de lo alto de una peana del espectáculo y romperse las dos patas. Lo sacrificaron sin mayores contemplaciones. Otro elefante de 3 años murió ahogado cuando intentaba escapar de la pica de su entrenador y cayó al agua.
Ringling Bros ya ha pedido que se acabe con prácticas así y que se prohiban los circos y espectáculos de este tipo. En Tailandia, por ejemplo, también se emplean métodos parecidos para conseguir que los animales impresionen a los turistas, además de aguantar que se suban a sus lomos durante años.
Desde La Nube de Algodón no dejaremos de hablar de este tipo de prácticas para intentar concienciar a toda la gente posible. No apoyéis los negocios que utilizan a los animales para lucrarse, no vayáis a los circos y en ningún caso seáis partícipes de las atracciones turísticas que implican el uso de animales.
Fuente: The Dodo