Permiten que un perro visite a su humano en el hospital tras dos meses ingresado

Al hospital no se va por gusto. Bueno, tal vez si trabajas en sanidad y te gusta tu trabajo sí, pero no como paciente.

Cuando nos toca ir o quedarnos ingresados queremos que pase rápido y que sea lo más confortable posible. Pedimos que nos traigan revistas o algún libro, que nos pongan la televisión o que alguien juegue con nosotros a las cartas, al ajedrez, a lo que sea.

Las horas son largas y se pasan lento, echamos de menos estar al aire libre y a nuestros seres queridos. Y más cuando la estancia en el hospital es de meses.

Esto fue lo que le pasó a Rodolfo Castillo, tetrapléjico ingresado en el hospital por una llaga en el sacro. Hacía dos meses que no veía a su perro, con el que ha pasado los últimos 6 años y que le ayuda en su día a día.

Lobo, un pastor alemán, entró en la habitación de hospital gracias a un permiso especial, a pesar de que la normativa no lo permite. Tanto echaba de menos este hombre a su amigo que pidió que se lo trajeran de visita.

Él mismo reconoció que, al ver a su perro después de tanto tiempo, lloró, igual que los demás.

Su mascota le ha vuelto a sacar la sonrisa, como todos estos años. Esta es una relación de amistad de las grandes. Mira cómo reaccionan uno y otro en su reencuentro, es imposible no emocionarse.

Fuente: Voz Populi Digital